devendra vendrá...

Desidia en mi telar de Penélope
Apatía con mi cordel de Ariadna
Desánimo en mi telar de mujer que siempre espera con dedos de amazona y que a los hilos se abandona
encadenando en ellos su alma, su corazón y su boca…
Susurros de cantos atragantados
…te quiero
¡Ay! me olvido de mi corazón
…ay ay ay ay
Quejidos de guitarras en un autobús
Microcosmos
Torres de marfil
Ventanas que son tus ojos
De lejos
De muy lejos…
“lechuguita cieguita…”
Esa voz tuya tan bonita
se escapa de una caverna chiquita
dragada profunda en el cielo de tu boca y en el túnel de tu garganta…
Y mi cocina
es una loca sinfonía de cacerolas
Ecos de metal sombrío…
Eco
Eco
Eco
Efluvios en hielo,
Hielo traidor que transmuta en agua liviana…
Cueva de hada sin varita
Retiro de reina desterrada
Solo bolígrafos con sangre de tinta
Que son las flechas del arco que me arrebataron
Y mis dedos masculinos de amazona olvidada intentan tejer…
Tú: raviolis
Yo: fideos chinos
Cenizas…y un gato negro
“relleno de chucherías fritas…”
Diamante en uvas
Soma del solitario
Del marginado
Del apartado
Del exiliado…
Soga del ahorcado
Voz de fuego apagado
Y a ti,
¿Quién te dicta las palabras?
¿La noche?
¿El alba?
¿Eso que te ahoga por la ventana?...
Ahogo la espiral de mi cuaderno
Para liberarla de su infierno
de su ficticia eternidad
sin Alfa
sin Omega
y te escucho
y te escucho
y te escucho
y tú invades mis oídos
en fila marcial de orugas procesionarias
lentas
firmes
Gaudí en mi ceniza
Mosaico adusto del fin de la materia
“…me olvido de mi corazón…”
Ni puedo ni quiero
Mi labor incompleta como mi vida
El ovillo anuda las tijeras y el atrapasueños 360º mermado
por mi indolencia
mi molicie
mi ímpetu
Mi sangre encadenada…
Y te escucho
te escucho
te escucho
Y tu cadencia me hipnotiza
y yo
yo si
que me muero
me muero

me muero… 

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